Ciencias o Letras
Ciencias o letras. Se acercaba el momento de poner la primera piedra en mi futuro laboral. Con quince años a mis espaldas no tenía ninguna seguridad en mí mismo; imaginad para elegir entre latín o tablas periódicas. Hasta aquel momento, la única decisión importante en mi vida había sido elegir entre el Real Madrid o el Barcelona. Aunque lo peor de todo llegaba cuando preguntaba a aquellos amigos con ideas tan claras. Unos ya querían ser médicos, otros arquitectos... ¿Y yo? ¿Qué voy a hacer con mi vida? Era como elegir la píldora de Matrix. La prosa de Shakespeare o los cálculos de Einstein. Mi primera gran decisión.
Por aquel entonces, mi colegio trabajaba con una especie de gurú lleno de títulos en el currículum que ofrecía ayuda en esta crucial decisión. Prometía descubrir cuál sería tú mejor carrera profesional, como un ordenador cuántico que optimiza millones de datos en nanosegundos. Un visionario. Años de experiencia, resultados asegurados. Me sentía atemorizado y estafado antes de ni siquiera considerar aquella opción cuando mis padres decidieron contratarlo sin consulta previa.
Así que no me quedaba otra, tocaba vender mi alma en cómodos plazos. Nos pusimos manos a la obra. El proceso constaba de un test de personalidad igual de extenso que la Biblia y una entrevista personal para terminar de recabar información. El tipo te destripaba por dentro hasta llegar a lo más profundo de tú ser. Un cirujano del propósito. Lo llamaremos el brujo argentino. Porque claro, cómo no iba a ser argentino. Vende humos. Timador. Seductor. Era obligatorio que fuese argentino.
El veredicto final del consultorio vocacional fue contabilidad/finanzas. ¿Estás seguro, brujo? -le pregunté. Arguméntame a babor y estribor. Llevo dando clases particulares de matemáticas desde que empecé a sumar y a restar, cómo va a ser eso posible. Revisa tus tests; puede que te hayas equivocado al pasar la hoja de respuestas, a mí también me ha pasado alguna vez. Pero no, el sinvergüenza tenía razón.
Y, a posteriori, tiene todo el sentido del mundo. A veces soy frío, insensible y cuadriculado. Mi activo y pasivo siempre tienen que cuadrar en mi vida. Debo estar mentalmente saneado y que mis cargas me permitan llegar a fin de mes. No podía ser otra cosa que no fuese financiero. Y ahí están los hechos, grado en administración de empresas y máster en finanzas.
No sé a qué se dedicará ahora el brujo, si seguirá adivinando futuros o habrá ganado lo suficiente para retirarse a un rancho y beber mate a la sombra. Conmigo adivinó. Sigo sin saber sumar y restar, pero al menos, ya puedo disimular.
Ha sido un año largo, muchas gracias a todos. Y sobre todo, gracias a ti, brujo.
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