Verano

Como norma común, uno debe desconfiar de esos que prefieren el invierno al período estival. Me cuesta creer que existan aquellos que anteponen pocas horas de luz, pieles blancas o labios cortados. Son gente sospechosa, coches sin matrícula en una carretera nacional. Tienen un lado oscuro, como la luna.

Supongo que es un espacio en el tiempo dónde darnos de baja en el departamento de obligaciones. Dónde los mosquitos se conviertan en los malos de la película, dónde los ventiladores y los chapuzones sean nuestros mejores aliados. El calor es el único handicap programado, el único peaje que deseamos repetir.

Es una frivolidad tratar al verano como una frivolidad. Hablamos de algo muy serio. Es algo más que una estación, es una actitud vital de dos meses dónde cambiar de ropa al alma. Te rompe o te consolida. No necesita adornos. Uno se va de de vacaciones para cumplir todos aquellos planes que fueron trazados minuciosamente y que emborracharon nuestras expectativas. Para que, al final, acabe siendo mejor de lo que podría ser.

Pero es algo más que un anclaje temporal. Son las duchas frías después de un largo día de playa. Los helados. Los amores fugaces. Las camisas de lino, los vestidos veraniegos. Las cenas eternas. Las únicas tormentas del año que apetecen. Las fiestas de pueblo. Las cartas. Los chiringuitos. Las canciones pegadizas. Los atardeceres. Correr frente al mar. Planes improvisados. Vivir en la calle. Navegar con amigos. El aperitivo. Familia. Alargar los días. Beber más de lo que deberíamos. Mejorar el color de piel, que asomen algunas pecas. Siestas reparadoras. Desear que nunca llegue septiembre.

Nos pasamos todo el año esperando este momento. En busca de nuevas experiencias, en busca de nuestra Ítaca particular. Decía Gistau que a la vida hemos venido a veranear, y no puedo más que suscribir sus palabras. Por un momento, aspiramos a quedarnos a vivir en un anuncio de Estrella Damm, subidos en un coche volviendo de la playa, ventanillas bajadas y custodiados por un puñado de amigos. Summercat o Applejack sonando de fondo, con una cerveza fría en la mano y sintiendo la brisa del mar. Y es en ese preciso instante que dices, ahora no me cambiaría por ninguna persona del mundo.

El verano es algo muy serio. Con tener esto claro, es suficiente. El resto, es conversación.






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